Sí, lo reconozco. Yo también soy usuario de las redes sociales. Y no me avergüenzo de ello… Porque creo que desempeñan una importante vía de comunicación entre personas, no solamente solitarias, sino que tienen algo que compartir con los demás…
Al principio, entré en ellas por casualidad: Claudia Galán García, mi antiguo amor, me dijo que se había formado en “facebook” un grupito de antiguos alumnos del “Lycée Le Petit Nicolas”, mi antiguo colegio, y que estaban comenzando a preparar una reunión de los antiguos alumnos en Madrid, con motivo del vigésimo aniversario de nuestra promoción. Me incorporé al grupo con algo de miedo, es verdad, puesto que salvo ella y un puñadito de personas, hasta mis últimos años de estancia en el centro no había acumulado precisamente demasiados buenos recuerdos… Pero pudo más mi habitual curiosidad, y me agregué al grupo… Y allí estaban, esperándome, muchos de ellos, incluyendo algunos compañeros de clase con quienes me apetecía retomar el contacto, las hermanas y hermanos pequeños, y un puñadito de personas que de alguna manera habían formado parte de mi vida durante varios años… Lo reconozco, lo primero que hice fue curiosear las fotos, para ir viendo hasta qué punto habían cambiado con el paso de los años… Y en algunas ocasiones me llevé sorpresas agradables, comprobando que algunas chicas que ya por aquél entonces eran hermosas se habían vuelto en mucho más atractivas con el paso del tiempo; mientras que otras habían perdido todo su encanto… Y los chicos, bueno, salvo contadas excepciones también habían cambiado mucho: unos de ellos habían engordado mucho, otros se habían quedado medio calvos, y alguno de ellos, sencillamente, estaba irreconocible…
El veinte de octubre de 2009 tuvo lugar la reunión: cenamos todos nosotros, unos cuarenta, en uno de los restaurantes cercanos al colegio, y luego nos fuimos a tomar algo por Malasaña, recordando viejos tiempos por nuestro antiguo territorio… Yo me había tomado un par de días libres para poder asistir a la reunión… Y menos mal que lo hice así… Porque reconozco que me pasé un poco con las copas, y al principio de la noche monopolicé demasiado a Claudia, a quien no veía desde hace varios años… ¿Sería que con algunas personas no pasa el tiempo, y que puedes reanudar una conversación que iniciaste tiempo atrás, como si nada hubiera pasado? ¿O será que algunos lugares retienen incluso el fantasma de las viejas sensaciones, de los sentimientos que das hace tiempo por olvidados? El caso fue que al estar de nuevo con ella, volví a sentirme otra vez un adolescente algo pendenciero… Tonteamos un poco, durante toda la noche, bailamos un par de canciones lentas que pusieron en el último bar… Y nos separamos con un beso en los labios, lleno de viejos recuerdos… Desde entonces, y antes de su incorporación al “Hotel Imperial” de Marbella, de la que os hablaré más adelante, hemos mantenido el contacto…
La reunión fue, en general, agradable… Aunque también es cierto que algunos de los recuerdos que me volvieron a la mente durante aquellas horas no fueron del todo agradables… Desde aquél día, he mantenido el contacto con algunos de ellos, a otros, simplemente, los he borrado…
Pero al margen de esta reunión de antiguos alumnos, me he aficionado bastante a las redes sociales, sobre todo al “face”… porque durante estos años he podido conocer a personas interesantes, que me han aportado mucho y a quienes yo he podido aportar también bastante, aunque no fuera más que ser un amigo, que en la distancia se preocupa por ti… Es un lugar en el que me he podido sentir más libre, compartir mis intereses y aficiones (tengo un grupito bastante grande de aficionados a la lectura y a la escritura; otro de defensores de la naturaleza y de los animales; y otros más pequeños en los que el punto de conexión puede ser un libro, una película, un grupo musical…)
En general, estoy contento, porque con ellos no me siento juzgado ni valorado solamente por mi trabajo o por mi forma de ser… Con algunos de ellos, los más cercanos, incluso he desarrollado fuertes lazos de amistad, sin importar que por su localización geográfica es muy difícil que podamos conocernos algún día (de momento, no tengo previsto ningún viaje a Buenos Aires, aunque me encantaría, para conocer a mi amiga Susana; y lo mismo me sucede con otros amigos de América Latina)… Pero las redes sociales no tienen fronteras, ni tampoco conocen de horarios: más de una vez me he conectado de madrugada, una de esas noches en las que no podía dormir, y casi siempre me he encontrado con alguien a quien hablar, con un amigo al otro lado del teclado… Aunque sea por cosas tan sencillas como compartir una canción, un sentimiento, vale la pena…
Es cierto, Yolanda también se ha creado un perfil en la red, y de vez en cuando incluso hemos coincidido chateando, ella desde casa y yo desde mi oficina del Hotel o durante uno de mis viajes por España o al extranjero… Y ha sido una forma de sentirme cerca de casa, sobre todo cuando estaba más lejos… Tenemos amigos en común, no muchos, pero como compartimos muchos gustos y aficiones, tampoco es de extrañar que coincidamos en algunas de las páginas o grupos… Incluso he creado un par de grupos, reducidos, para aglutinar a mis amigos más cercanos, y compartir sentimientos y experiencias…
Supongo que en este aspecto, como en otros muchos, las redes sociales cumplen con una función, la de abrirnos a los demás, ponernos en contacto con otras personas del mundo, y de combatir a veces la soledad, otras simplemente de compartir experiencias… Y también puede surgir el amor, tal y como les pasó a mi amigo Marc y a María (de quienes os hablaré más adelante), o una pasión prohibida como la de Valentín y Valentina… Gracias a la red, también mantengo el contacto con algunos otros directivos y empleados de la corporación “Natori Fujita”, aunque todas las comunicaciones “sensibles” las mantenemos dentro de nuestro sistema de doble encriptación… Pero no deja de ser curioso el comprobar cómo, hasta el directivo japonés más impenetrable, de vez en cuando se conecta para compartir alguna broma, o subir un video de un momento especial, o simplemente un mensaje de ánimo (me sorprendió mucho el ver que hasta el mismísimo Hatori Hanzo tenía su propio perfil en la red…)
Yo he encontrado buena gente, amigos en la red que han pasado a formar parte de mi vida, de mi presente y de mi futuro… Y estoy contento de que así haya sido…
No hay comentarios:
Publicar un comentario