Sí, es cierto, pasan los años, y llegamos al momento presente… Sigo colaborando, dos noches por semana, con Beatrice Golden y su equipo, en el programa de radio “Historias a media voz”… Me encanta pasar con ellos el tiempo, crear mundos de tinta en las ondas, escuchar a los oyentes, leer sus relatos, hacerles compañía por la noche, participar en la selección de los textos, las músicas y las historias que dan forma al programa…
Incluso me he animado a escribir un par de libros de relatos cortos, y varios de poemas, aunque todavía no he podido publicarlos con una editorial seria, que siempre es muy difícil para un escritor joven y desconocido el jugar en las grandes ligas…
Sigo trabajando en el “Hotel Imperial” de Málaga, y tengo nuevas funciones para la corporación “Natori Fujita”, puesto que junto con Kenji Watanabe coordino con los directivos de los demás hoteles las estrategias de comunicación corporativa, el diseño de nuevos programas, y también participo en numerosas tareas de la Fundación. He viajado en otras cuatro ocasiones a Hiroshima, a la sede de la corporación, y allí me he encontrado de nuevo con Ayako Wada, su hijo y su marido… Por cierto, que ella es la encargada de la coordinación de los proyectos de la empresa para España y América Latina, y sigue reafirmándose en que aprendió mucho de nosotros durante su estancia en Málaga…Ha venido varias veces a vernos, y hemos recordado viejos tiempos tomando “pescaito frito” y botellas de vino fino en la calle Larios… Y yo sigo practicando kendo con Kenji Watanabe, aunque nuestro nivel es ya tan parecido que cada combate tiene un final más incierto que el anterior…
Y mi antiguo amor, Claudia, está desarrollando las mismas funciones en el “Hotel Imperial” de Marbella… De vez en cuando, quedamos para comer, recordamos viejos momentos, hablamos de antiguos amigos, y sobre todo tenemos la ocasión de estar juntos…
¡Parece mentira la de vueltas que da la vida! Yo, que me pasé buena parte de mi adolescencia enamorado de ella, he terminado trabajando en la misma empresa…. Y de vez en cuando me pregunto cómo podría haber sido nuestra vida, si ella me hubiera querido… Aunque todas estas preguntas dejan de tener sentido en el mismo momento en que conocí a Yolanda, en 1991, y le entregué mi corazón…
Yolanda, mi esposa… Ha conseguido triunfar con su asesoría en la red, y gracias a su equipo de colaboradores (Sagra, Romulo, Irene, y otros muchos) están desarrollando una labor impresionante para apoyar y defenderá los niños y adolescentes con riesgo de mobbing o de exclusión social… Su web ya es una de las más conocidas en los colegios e institutos de Málaga y de parte de la provincia, y tampoco es extraño que reciban consultas desde otras ciudades españolas… Se trata sobre todo de ofrecer soluciones sencillas… pero otras muchas veces, la ayuda viene solamente por el hecho de escuchar a quien lo necesita… Vale, es cierto que es mi mujer y que estoy loco por ella… Pero estoy muy orgulloso de la atención que prestan… Y no puedo evitar pensar que de haber conocido a un grupo de personas como ellos, mi propia infancia podría haber sido mucho más sencilla…
Julián y Catalina, ya cerca de la jubilación, siguen muy activos… y de vez en cuando hacen escapadas románticas, manteniendo viva la vieja llama del amor, que en ellos sigue latiendo con fuerza… Y me hacen preguntarme cómo será nuestra vida cuando tengamos su edad…
Mi hermana María es la orgullosa madre de Ismael, un diablillo de cuatro años, que ha conseguido apartarla, pero solo de momento, de sus expediciones a Egipto… Ella y su marido Alfonso son asquerosamente felices, y por fin han dado la entrada de un piso en el centro de Madrid… Por cierto, él sigue trabajando como fotógrafo de moda, especializado en ropa interior… y ella sigue estando muy celosa…
Borja y David, que se casaron el doce de octubre de 2009 en el pabellón del Unicaja con sus novias de toda la vida (al menos las únicas que han contado para ellos), fueron padres casi a la vez, a los diez meses de la boda… y ya están planteándose el tener más hijos… Los dos abandonaron el baloncesto por sus carreras respectivas, y la vida está siendo buena con ellos…
Mi madre sigue viviendo en Madrid, en el piso de siempre… Aunque a menudo se viene a Málaga, bueno, solo en Navidades y en Semana Santa, porque no quiere molestar… Le encanta ver a sus “nietos favoritos”… aunque supongo que le dirá lo mismo a mi hermana y a su marido, la única diferencia es que ellos están en Madrid, y nosotros un poquito más lejos…
Luis y Claudia han ido creciendo… Ya son dos personitas que reclaman sus dosis de independencia, aunque les sigue gustando mucho compartir momentos y juegos con “Atos” y “Porhos”, nuestros galgos consentidos… Luis se ha convertido en un soberbio ciclista, le encanta practicar con su “mountain bike”, y es un buen estudiante… Y nuestra Claudia sigue jugando al fútbol sala, además de ser un temible cinturón azul de kárate. El año pasado, después de pasarse mucho tiempo compartiendo sueños, proyectos e ilusiones con Sebastián, su novio desde la guardería, se llevó la enorme sorpresa de encontrárselo por fin en las aulas del “Instituto Vicente Ferrer”: sus padres habían vuelto a Málaga, según parece esta vez para quedarse… Espero que les vaya muy bien juntos, porque se lo merecen… Y un amor que ha superado a la distancia merece perpetuarse en el tiempo… Todavía don muy jóvenes, pero no me extrañaría que esto terminase en un noviazgo formal… Pero pase lo que pase, es su vida… Y yo estaré a su lado para apoyarla, igual que Yolanda…
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