lunes, 30 de mayo de 2011

60. QUERIDO ISMAEL

El viernes por la mañana, cogí de nuevo la moto: había pasado varios días con el "Smart", porque el tiempo era demasiado frío para sacar de paseo a Luis... Y fue entonces, al revisar los bolsillos, cuando encontré el "pen drive" que me había facilitado Almudena, la secretaria de mi padre. A pesar de mi curiosidad sobre su contenido, tuve que esperar hasta la tarde, alrededor de las cinco para, una vez terminadas mis tareas, enchufarlo al puerto USB de mi ordenador...

Había un poco de todo: listas de libros por leer, apuntes sobre alguna exposición que le había gustado mucho, incluso los planes de un viaje a París, que le hubiera gustado realizar con mi madre en primavera... Y luego, una carpeta de archivos, con mi nombre, que estaba protegida mediante una contraseña... Tecleé la que me había facilitado Almudena, "ismaelyyolanda", y me encontré con varios documentos: una copia de su testamento actualizado, instrucciones detalladas para el abogado de la familia, para llegar a un acuerdo con los otros herederos y solucionar una herencia que se remontaba a mis bisabuelos (como en "Casa Desolada", de Charles Dickens), explicaciones bastante detalladas sobre lo que debía hacerse con sus cosas... y luego, una carta, escrita dos semanas antes de su muerte...

"Querido Ismael... Antes que nada, me gustaría pedirte perdón, por todos los malos recuerdos que todavía es posible que conserves de tu infancia... Además de Escorpio, soy una persona de carácter muy temperamental, me sulfuro con facilidad, y sé que mis ataques de rabia son temibles... Muchas veces me he planteado por qué tu madre seguía conmigo, cuando le sobraba dinero, y tenía su casa propia en Canillejas... En demasiadas ocasiones he temido volver, y encontrarme una nota en la puerta, en la que me dijera que se había terminado todo entre nosotros...

Mi mayor problema, al menos uno de los principales, ha sido mi incapacidad de dar muestras de cariño. Podría achacarlo a mi infancia, que de sobra sabes que no ha sido fácil, a la escasez de refuerzos positivos, mas en el fondo, todo se resume a que tampoco he recibido auténtico cariño hasta que conocí a tu madre y a tus abuelos. De todas formas, tengo miedo de haberte transmitido esa incapacidad... y espero que Yolanda y mi nieto te ayuden a compensarlo...

Es cierto, Yolanda me gustó desde el primer momento, pensé que era una chica inteligente, luchadora, que sabía escuchar, capaz de amarte, y de hacer cualquier sacrificio por ti... y, sin embargo, jamás se lo he dicho... Igual que nunca te he dicho que te quiero, y que estoy orgulloso de ti, de lo que has ido consiguiendo en la vida, de la manera en que no te has rendido a la hora de perseguir tus sueños (aunque ha sido Yolanda quien te ha dado fuerzas).

Al principio, me avergonzaba de ti, Ismael, por dejar el periodismo, para trabajar en la recepción de un Hotel, por muy Imperial que fuera: estabas tirando a la basura tantos años de formación, de sacrificios, para terminar detrás de un mostrador... Pero me demostraste, una vez más, que estaba equivocado, al seguir formándote, al apostar por tí mismo y por tu carrera, y avanzar lento pero seguro hacia la meta que te habías marcado: ser el Director de Comunicación del Hotel, y supongo que luego lo intentarás con las filiales en España...

Un consejo; no olvides jamás que eres parte de un equipo, de un grupo de personas que trabajan a tu lado, y que el secreto de cualquier éxito es conocer bien a tus colaboradores... y mejor aún a tus enemigos, porque los tendrás...

Hace un par de meses, me detectaron un tumor de grado III en la lengua, yo sabía de sobra que podía ser maligno, pero como también tengo otros achaques de salud, no tiene mucho sentido preocuparse, ¿verdad? Con las cardioversiones eléctricas y químicas que me han realizado en los últimos años, tengo bastante asumida mi propia mortalidad...

Lo que más lamento, es el no formar apenas parte de tu vida... En los últimos años, nos hemos visto cuatro veces... No se trata de una recriminación, Ismael, sino de un hecho consumado y mensurable: vuestra boda, el bautizo, aquella semana que pasamos en la casa de tus suegros en Benalmádena, y la última, hace un par de meses, cuando nos invitasteis al chalé que os había "regalado" vuestro suegro... Creo que lo que tuve fue mucha envidia de no poder ayudaros como él... Por cierto, investigué en los registros de la propiedad, y los terrenos siempre fueron de su familia, como poco, desde 1902...

Ahora mismo, lo que más lamento es no formar parte de vuestras vidas, para decirle a Yolanda que la admiro, por lo que está consiguiendo tanto en su trabajo de "head hunter" como por los servicios de consultoría... o bien a tí, Ismael, que lo estás haciendo bien, no bajes la guardia, y estrecha los lazos con la familia, pues al final, son los únicos importantes; y no permitas que tu trabajo te aleje demasiado de tu mujer y de tu hijo...

Me hubiera gustado poder estar más tiempo con mi nieto, Luis, haberle cogido en brazos más veces... No cometas los mismos errores que yo, hijo mío. No te pases de severo, ayúdale a encontrar su propio camino, escúchale, cógele en brazos como hacía contigo el abuelo, malcríale si lo deseas, pero no mucho... En definitiva, trátale como te hubiera gustado que yo te tratase a ti... Y procura ser moderadamente feliz... 

Muchos besos y abrazos de tu padre, que te quiere..."

No había más contenido en el lapicito, al margen de unas cuantas fotos mías con Yolanda y con Luis... Pero también una selección de fotografías, escaneadas, de mi infancia: algunos viajes, vacaciones, cumpleaños, lugares que no recordaba... Una vez más, tuve que dar las gracias por estar solo en el despacho, y por que fueran casi las ocho de la tarde... Puesto que en aquél momento, permití que las lágrimas salieran a borbotones, mientras releía por enésima vez la carta... ¿Acaso intuyó la proximidad de su muerte?¿O quería acercarse de nuevo a nosotros?

En el fondo, se trataba de un mensaje desde la tumba, de la última voluntad de mi padre... Para tranquilizarme y recobrar la calma, estuve un rato meditando, tal y como me había enseñado Ayako Wada, y sobre las diez de la noche, entraba en casa, con una carpeta de hojas impresas, que al día siguiente le enseñaría a Yolanda...  Pero lo que más necesitaba, en aquél momento, era hacer el amor con ella...

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