Los niños tendrían que venir equipados con un manual de instrucciones, de unas mil páginas por año, para ayudar a los padres primerizos a comprender sus necesidades… o bien, en su defecto, conseguir un sistema que interpretase los distintos berridos de los niños, y los convirtiera en un lenguaje comprensible hasta para el más negado de los padres… es decir, yo mismo…
Y voluntad no me faltaba, nunca me ha faltado… pero lo que siempre me han sobrado han sido… escrúpulos… y olfato… Algunos colegas del hotel hablan, emocionados, de si la “caquita de mi hijo huele a fresa”, o bien “he conseguido, con una dieta, que cague uro y en bolitas, como las ovejas”, y el más optimista de todos nos enseñaba una foto (trucada) de su bebé usando el orinal a los dos meses… Es falso, me da igual cómo lo digan: si una cosa es marrón (o verde), pringosa, olorosa, amarillenta, huele a mierda y sabe a mierda, no hace falta probarla, para afirmar, categóricamente, que se trata de mierda…
Lo ideal sería que los bebés vinieran provistos de un cómodo tapón auto limpiable, de cómoda e indolora inserción anal, y que se lo quitases cada cinco o seis horas, para que cagase a presión en el WC todo lo necesario, y luego le limpias, y se lo pones otra vez… Es cierto, igual el crío lo pasa un poco mal… pero a la larga, lo agradecerá… Pero, como de momento no existe semejante artilugio, y Yolanda ha insistido mucho en ello (amenazándome con prolongar la cua-rentena un mes más… o dos…), con el equipo mínimo de guantes de látex, bolsa anti-mareo, tapones para las fosas nasales y por supuesto, sin gafas, efectúo las labores de limpieza, recogida de restos, lavado y secado…
Pero si ya es bastante molesto cuando el angelito se caga casa, no te digo nada si lo hace en un autobús (que usamos bastante al vivir en Benalmádena y trabajar los dos en Málaga), o en el coche, donde no hay manera de conseguir que el olor se vaya… Y sientes la humillación pública, la gente parece estar señalándote con el dedo, y tú mismo tienes arcadas, preguntándote. “¿Qué coño ha comido el puto niño?”, aunque sabes muy bien la respuesta: leche…
Lo peor de todo es la primera vez que tienes que entrar tú al cuarto de baño de caballeros, para limpiar al mico, porque algún alma caricativa y no muy inteligente ha decidido poner allí el cambiador… Primero, te miran raro… pero en cuanto empiezas la faena, unos se ponen verdes, otros azules, y más de uno se va corriendo, con los pantalones a medio abrochar… Será una cuestión de genética, o de escrúpulos…
Y, por supuesto, llevas una doble vida: durante tu horario laboral, y salvo que hayáis estipulado lo contrario, tienes que ir de traje y corbata, porque un dircom tiene que estar presentable, igual que el director de marketing, o el de recursos humanos. Es el triunvirato, que responde solo ante el director general y los representantes de la cadena nacionales y extranjeros. Los viernes es el “casual day”, y cambias el traje por vaqueros y camisa o camiseta, pero de todas formas, incluso en lo “casual” se nota la diferencia: los vaqueros, impecablemente planchados, los polos dentro de una gama de colores corporativos, entre el azul pitufo (¡el mismo que en la habitación!) y el azul cielo, con leves tonos de malva…
Al final, le había cogido muchísimo cariño a la “Harley”, y salvo que lloviera, no quería saber nada ni del coche, ni del transporte público… Los días de invierno, me aprovechaba de tener un buen armario en el despacho, y una taquilla en el gimnasio del hotel, ubicado en el sótano… Así, muchas veces, tras toda una noche insomne por culpa de Luis, nada mejor que una ducha y un cambio de ropa para sentirme ligeramente humano…
Y, por supuesto, también cabe la posibilidad de guardar el traje en las alforjas, pero a veces se arrugan… Lo dicho, disfruto muchísimo yendo en moto, pero admito que el coche es más práctico si saco de paseo al peque y a Yolanda…
Ella se encuentra bien, es tan dura como su madre y como la mía, y “para no aburrirse” se apuntó a varios cursos sobre “Terapia Zen para adolescentes con problemas”, “Técnicas de relajación en el ámbito escolar” y “Diagnóstico precoz de los malos tratos”… Me parece que desea un cambio en su vida, que la consultoría de empresa ya no la satisface como antes, y que se quiere dedicar a un nuevo campo… La otra noche hablamos muy por encima del tema después de hacer el amor: ella sabe que cuenta con todo mi apoyo, como siempre, aunque le aconsejo no lanzarse de lleno, porque tenemos demasiadas cosas en el aire… “¿En el aire, o listo para el lanzamiento, una vez más?”
Aquella fue una de las ocasiones en que dejamos llorar a Luis… hasta que al final, se durmió… pues había pasado muy poco tiempo desde que salimos de la cuarentena…
No hay comentarios:
Publicar un comentario