viernes, 6 de mayo de 2011

44. HISTORIA DEL HOTEL IMPERIAL

La situación en el Hotel Imperial estaba mejorando, las medidas propuestas por el equipo, incluso las más caras, como el cambio de la moqueta en los ascensores, y de las luces en las zonas comunes de cada planta, habían sido bien acogidas por clientes y empleados. A través de la Cámara de Comercio, solicité una previsión de los eventos de cierto calibre previstos para los próximos seis meses en la ciudad de Málaga... porque de momento no podíamos, como hotel urbano, sin piscina, pero con unos jardines de una calidad excepcional pero que no se estaban aprovechando, competir con el "falso glamour" y las luces de neón de Marbella. Sin embargo, disponíamos de un anfiteatro con una capacidad de quinientas plazas, que tampoco se aprovechaba... Recordemos que el Hotel Imperial estaba situado en lo que antaño fue el Palacio de los Duques de Medina Sierra, dos de sus fachadas daban a calles peatonales, y las otras dos, a los jardines.

Con sus cuatro plantas (zona abuhardillada y sótanos al margen) la extensión total era similar a la del Museo Lázaro Galdeano de Madrid. En su diseño original, los Duques de Medina Sierra incluyeron un pequeño teatro cubierto, ya que sus dos hijas mayores era consumadas pianistas... y como todos los ricos de alcurnia pero con algunos negocios turbios en las colonias, la ostentación y el boato eran la mejor forma de ganarse el respeto. Vinieron de Cuba en 1898, con una auténtica fortuna en perlas, maderas preciosas y oro; encargaron los planos a un arquitecto afrancesado, y desde el primer momento indicaron que importaba la calidad, el confort, ( al menos en las zonas nobles de la planta baja y la primera), además de proporcionar a los sirvientes la posibilidad de pasar desapercibidos... Se tardó dos años en culminar la obra, desde el pulido del escenario en el teatro, hasta la última de las tejas de pizarra... Con el optimismo del cambio de siglo, los Duques de Medina Sierra celebraron "una de las fiestas más memorables de los últimos veinte años", según afirmaba el típico cronista de sociedad... 

El edificio, más bien un palacio, permaneció incólume hasta el año 1933, cuando falleció sin descendencia y sin haber contraído matrimonio la última heredera, doña Mariana de Medina Sierra, y fue dejado en usufructo a una congregación de monjas, las Hermanas de la Caridad del Santo Nombre, para convertirlo en Hospital. Por supuesto, no era un centro de beneficencia, se puso en marcha como "un lugar de paz y armonía, en el que recuperar el sosiego..." La sala de música de la planta baja fue cerrada, se tabicaron algunos de los salones y dividieron, realizando una impresionante labor de fontanería, para dotar a cada una de las treinta habitaciones de la primera planta, y las cuarenta de la segunda, de un pequeño pero funcional cuarto de baño, con salas de hidroterapia y otros adelantos de la época en los extremos de la tercera planta, que también se utilizaba como alojamiento para los médicos y las enfermeras, mientras que la cuarta se destinaba a las Hermanas de la Caridad del Santo Nombre. Las obras duraron un año y medio, solo para adaptar y acondicionar las dos primeras plantas y las zonas utilizadas por médicos, Hermanas y pacientes, pero ni la tercera, ni la cuarta, y mucho menos las buhardillas o los sótanos, a los que se fueron relegando todas aquellas cosas que se consideraban "superfluas pero valiosas", como los retratos familiares, las colecciones de vestidos y tapices, los libros...

¿Para qué deseaban los Duques semejante Palacio, en el corazón de Málaga? Nadie sabe la respuesta, en su momento se especuló con la posibilidad de alojar bajo el mismo techo a toda la familia, puesto que don Baltasar, el primer Duque, era el menor de cuatro hermanos, y la intención era vivir todos juntos, con una planta para cada familia, y alojamiento suficiente para toda la familia. El cuatro de octubre de 1902, la familia entera se hizo a la mar en el barco alemán "Freya"... El barco, un gran buque de tres palos y considerado uno de los más seguros de la flota que realizaba el viaje hasta la Península, desapareció durante casi un mes, para ser localizado en las coordenadas N- 42º 18.435 - E-  2º 19.863, en pleno Triángulo de las Bermudas, sin el menor rastro de su tripulación, ni de sus pasajeros. Aquella tragedia afectó seriamente a los Duques de Medina Sierra, quienes se plantearon la culminación de la casa en la forma pactada, pero con los dos pisos superiores ejerciendo de panteón...

La Guerra Civil en Málaga duró poco más de siete meses, y culminó con el éxodo masivo en 1937 de más de cien mil personas, dispuestas a recorrer a pie los doscientos kilómetros, para alcanzar zonas republicanas. La caída de la ciudad tuvo un efecto trágico en la moral republicana, según reconocía el mismo Largo Caballero. ¿Y el antiguo caserón? Fue reconvertido en Hospital Militar, posteriormente lo abrieron a la población civil, y el año 1942 comenzó su andadura como Hospital General. En 1970 sus instalaciones se consideraron obsoletas, y se consideró incluso su derribo, para levantar instalaciones deportivas, mas el proyecto fue vetado una y otra vez por los conservacionistas. Se produjo un misterioso incendio en la planta baja en 1979, a todas luces provocado. En 1985, y un grupo de inversores de distinta procedencia, la mayor parte de Japón, aprovechando las facilidades otorgadas por el Ayuntamiento, adquirieron el edificio y los jardines, para convertirlo en el "Gran Hotel, que necesita Málaga"... si bien tuvieron la precaución de llevar a unos almacenes industriales el contenido de las buhardillas, áticos y sótanos. En 1993, tras unas obras complicadísimas por el carácter singular del edificio, se pudo inaugurar, con gran pompa y circunstancia...

decimonónica, reconstruyendo el interior para convertirlo en uno de los hoteles más importantes de la ciudad, con sus trescientas habitaciones, de las cuales cincuenta son junior suites. En lo referente a los espacios comunes, se han instalado zonas de reunión en las esquinas de cada piso que dan al jardín; y se ha recuperado el auditorio en su concepción original, en la planta baja, compartiendo el espacio con el comedor y la moderna cafetería. También se han dispuesto las habitaciones para los empleados en las buhardillas, pero con todas las comodidades. En cuanto a la escalera de mármol y sus forjados, se han conservado, y los ascensores magnéticos se han ubicado en los dos torreones posteriores, que daban acceso al servicio a todo el palacio. Las cocinas y dependencias anejas también se han mantenido en su lugar original.

El Hotel Imperial, por lo tanto, es un recuerdo de un pasado esplendoroso, pero también fue el primero de la corporación "Natori-Fujita" en la Costa del Sol. El nuevo rumbo de la empresa, y al mismo tiempo las nuevas necesidades y decisiones empresariales, implicaban la necesidad de una especialización en el campo de los congresos y exposiciones, ofreciendo unos servicios únicos, que no existían en Málaga...

Aquellos eran, por lo tanto, mis dominios, mi trabajo, mis respon-sabilidades, junto a los demás directivos implicados en el nuevo proyecto… Sin contar, por supuesto, con los inminentes cambios en la familia…

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