El resto del año 2000 pasó como en un sueño, con algún que otro susto, como el descubrimiento de unas fosas comunes de la época en que el Palacio se convirtió en Hospital, con el trauma de la Guerra Civil, y la intervención de varios especialistas en la Memoria Histórica: los estudios permitieron demostrar que ninguno de los cadáveres presentaba impactos de bala, y muchos de ellos eran de madres fallecidas por una fiebre puerperal, y otro alto porcentaje, por complicaciones de la tisis... Todas las gestiones se llevaron a cabo con la mayor discreción, y se optó por trasladarlos al Cementerio San Gabriel, erigiendo un obelisco conmemorativo a los olvidados... Una delegación del Hotel Imperial se encargó de inaugurar el Monumento, acompañados por dos antiguos asilados.
Pero aquella no iba a ser la única sorpresa que nos llevásemos con las obras... Desde hace varios meses, se escuchaba, pero solamente de madrugada, el ruido de un piano, bastante desafinado, procedente en apariencia del actual Salón Principal de Conferencias (el Secundario y el Terciario se montaban en dos zonas del jardín, casi siempre para comidas)... El mayor problema era que el sonido provenía de un lugar muy concreto: la parte inferior de las gradas del antiguo salón de baile, que no se había tocado en 1985 ni con las otras reformas. Los arquitectos aconsejaron abrir el suelo, dañándolo lo menos posible, por lo que se efectuó el desmontaje pieza a pieza... Al segundo día de trabajo, fue necesario interrumpir los trabajos: de las sombras estaba surgiendo un piano de media cola "Blüthner" frabricado en Dresde en torno al 1900, que había sido sepultado allí con cierta cantidad de partituras... y el ruido lo provocaba una familia de ratones, que se habían establecido allí recientemente... El piano fue subido de nuevo a un rincón del escenario, restaurado primorosamente, afinado, y convertido convertido en otro más de los elementos curiosos del hotel... Existían mil teorías sobre los motivos para tal enterramiento, pero se especula que fuera de tipo sentimental, al morir una de las hermanas... pero no existen pruebas al respecto...
Lo que más inquietud generaba en el personal de cocina era la presencia de una monja, con su hábito blanco, que siempre anunciaba cuándo iba a producirse alguna desgracia relacionada con el agua o el aceite, apareciendo de repente, y diciendo "¡Huy, cuidado!" ... lo que a veces provocaba m´s miedo que el accidente que lograba, es cierto, prevenir... Al cabo de un tiempo, optaron por llamarla "Sor Cuidado" o "Sor Huy"... No molestaba, en verdad, para nada... pero se intentó tomar medidas en el asunto, pues los fantasmas asustan. Tras un par de meses, se comprobó que desaparecía siempre en el mismo lugar, en una parte de la vieja despensa de la cocina, bajo una losa especialmente grande... que sonaba a hueco... ¿Blanco y en botella? Pues eso, piña colada... Con mucho cuidado, pero sin la misma necesidad de preservar el suelo que en Salón, se retiró la losa, apareciendo debajo un oscuro y estrecho pasadizo que llevaba a una vieja cripta, construida con gruesos ladrillos de la zona, y en la que reposaban una veintena de hermanas... salvo una de ellas, quien había sido sacada de su nicho por una corriente de agua, que estrelló el ataúd contra el suelo... Las labores de conservación y estabilización se limitaron a catalogar y documentar los objetos encontrados, entre otros un viejo cartapacio con la historia de la Congregación, que fue cedido al Museo Diocesano de Arte Sacro de Málaga, así como otros documentos sobre los tiempos como hospital, y diversos crucifijos y adornos de distinto valor. También fue restaurado el ataúd original, y el Deán de la Catedral se encargó de bendecir de nuevo el lugar... Unos albañiles lo sellaron posteriormente a conciencia, garantizando el reposo de todas las hermanas... Aquella fue la última aparición de "Sor Huy" en la despensa y las cocinas...
Por supuesto, algunas de las historias más tristes de las que se vivieron en el Hotel, sucedieron en la guardería... y nadie se enteró de ellas... Salvo Agustina Golden García, y yo mismo... Desde aquella encuesta de satisfacción del cliente, en la que hablaban de "las almas en tránsito que necesitaban ayuda", había intentado enterarme de lo que sucedía, y sobre todo, de en qué parte del Hotel pasaba algo tan extraño... Hasta que una tarde el mes de septiembre, superada la Feria que aquél año se saldó con un auténtico éxito de público y un lleno absoluto para nosotros, me dejé caer por la guardería... Y allí estaba Agustina, con uno de sus amplísimos pantalones de peto manchados de pintura y una blusa roja, hablando con los niños... Salvo que estaba un solo niño, mi hijo, y ella hablaba como si hubiera más de uno...
"Julián (decía), deja en su lugar los globos, que ya lo tenemos todo recogido, para irnos a casa... María, no puedes jugar con la muñeca de trapo, ya la has tenido todo el día... Luis, sí, es tu papá el que está en la puerta... Si quieres pasar, Ismael, tienes que descalzarte..."
Y yo, por supuesto, le hice caso... Es más, en aquél momento, era demasiada mi curiosidad por ella, por una mujer que había contratado en Madrid, robándosela al Hospital Clínico, y que me había sido recomendada como "una de las mejores de España en su campo", sin querer o poder especificarme de qué campo se trataba...
"¿Te apetece un té bien caliente? Seguro que te vendrá bien, y así hablamos..." En una de las esquinas de la inmensa habitación reservada al juego, pero separada de la zona de sueños, tenía una vieja tetera inglesa, que no tardó nada en comenzar a silbar... Y así, mantuvimos una de las conversaciones a la vez más desoladoras pero más interesantes de toda mi vida...
"¿Has oído hablar de los pastores de almas?", me preguntó... e interpretando mi silencio como una negativa, me preguntó:"¿Ves la serie "Entre Fantasmas?" A mí me daba un poco de vergüenza confesarle que lo hacía solamente porque la actriz que interpreta a Melinda Gordon me excita, pero al final, no tuve más remedio que reconocerlo...
"Bien, es un comienzo, porque antes de que salgas de de esta habitación, igual cambian varios de tus conceptos de la realidad... Lo más importante, quédate con estos conceptos: lo que cuentan en la serie está basado en hechos reales; realmente hay pastores de almas; y el fin de las almas es "pasar al otro lado", pero ese "otro lado" puede ser el cielo, el infierno o el purgatorio. Siempre que sucede un accidente donde muere mucha gente, como en Fukushima, acuden los pastores de almas, desde todo el mundo para ayudar... eso sin contar con toda la energía que se manda desde todo el mundo, a través de la oración...¿Me sigues hasta aquí?"
"Sí, eso creo...", le dije...
"Bien, estamos hablando de almas adultas, que son conscientes de las diferencias entre la vida y la muerte, del cambio de estado que han vivido, como poco, niños de once años... Ellos no tienen problemas en pasar, aunque tarden más o menos tiempo en asumirlo... Para los niños entre cero y tres años, no suele haber salvación: su energía se dispersa, igual que sus recuerdos, todo su ser, y su única posibilidad es volver a nacer, tras disgregarse por completo...¿Lo entiendes bien?"
"Entonces, si mi hijo muriese hoy, volvería a la fuente de toda vida, pero perdería sus recuerdos, sus aspiraciones, todo?¿Y, sin embargo, si tuviera entre tres y once, iría a otro lugar distinto?", le dije...
"En efecto... Las franjas de edad pueden diferir un poco, es el desarrollo del alma el que condiciona el presente de un niño fantasma, y a partir del momento en que adquiere conciencia de sí mismo como entidad espiritual, puede decidir si cruzar al otro lado, o no hacerlo... Hay un gran porcentaje que no son capaces de decidirse, que prefieren quedarse un tiempo en "lugares de luz" como éste, compartiendo experiencias y juegos con otros niños, aprendiendo, y disfrutando..."
"¿Me estás diciendo que ahora mismo estamos en un "lugar de luz", en un centro de aprendizaje de almas... y que juegan no solo con mi hijo, sino con todos los demás niños de la guardería?", le pregunté, un poco asustado por mi cordura, puesto que a pesar de todo, la creía...
"Sí... Al menos en una decena de todas las ciudades del mundo, existen estos "lugares de luz", casi siempre en hospitales, otras en guarderías... y otras, en sitios que son las dos cosas a la vez... Recuerda que este hotel ha sido durante muchos años un hospital... Y aquí tenemos muchos niños perdidos... ¿Quieres verlos?"
No sé por qué... pero asentí... Y allí estaban, unas pequeñas criaturas de luz, como los niños mortales, pero brillantes... Y reconocí a Julián, que jugaba con una visitón espectral del tren de madera... Y a Marisa y a Julia, saltando a la comba... también estaba allí Pedro, encestando en la canasta... Allí me quedé un rato, saboreando el té de Agustina, fijándome en la manera que tenía mi hijo de reaccionar a las caricias de Matilde, una niña mayor...
"Son más de las siete, deberías irte a casa, que yo me quedaré un rato más, trabajando", me dijo...
Me levanté, muy relajado, y al despedirme, con Luis en mis brazos, los vi a todos ellos, incluso a Agustina, diciéndome "Adiós"...
Gracias por tu visita y por tu comentario, te sigo y cuando tenga un ratito te leo, hoy ando con prisa.
ResponderEliminarUn beso
Bueno...Bueno...bueno... a mi entender, y siendo la seguidora Nro. 1 digo:
ResponderEliminar¡Este giro me encanta! Le da color y sabor. Leerte se está convirtiendo en adicción.
Un cariño grande y porteño
(veo que hay una invitada más, al enigma) ;))
Muchas gracias por tu comentario, Guadalupe. Descubrí tu blog por casualidad, pero me encanta: es fresco, sencillo en apariencia... aunque muy adictivo. Este blog lo he creado para un nuevo proyecto, escribir una novela por entregas... pero si te apetece, también puedes cotillear "hombresdetinta.blogspot.com"...
ResponderEliminarcordiales maullidos desde Madrid...
Querida Susana: como siempre, es un placer recibirte en el blog... se supone que hay otros lectores, un máximo de seis o siete... pero dudo mucho que ninguno de ellos sea tan fiel como´tú... Hoy cumpliré 500 páginas de historia, y calculo que faltan unas 150 máximo para el final, no sé, depende de Ismael y de Yolanda, de sus familias, y quien sabe... que en las correcciones están surgiendo algunos cambios... como siempre, cordiales maullidos desde Madrid...
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